Como si los emprendedores no tuviéramos suficientes retos para sacar adelante nuestros proyectos de negocios, la pandemia ha traído nuevos escenarios que nos obligan a ver, entender y enfrentar el emprendimiento de formas nunca antes imaginadas.
Hoy, muchos trabajamos desde casa, nos reunimos vía Zoom, atendemos clientes por vídeo, nos volcamos repentinamente a un comercio electrónico improvisado por redes sociales y en algunos casos hemos tenido que buscar con desesperación nuevos nichos de negocio.
Miles de empleos fueron recortados. La gente se comporta de maneras distintas, los mercados se han acomodado, la demanda por ciertos productos ha disminuido y de algunos otros se ha incrementado.
Servicios nuevos han surgido y aunque algunos cambios serán temporales otros se quedarán a largo plazo formando parte de un nuevo modo de emprender.
Al parecer, el viejo pensamiento oriental de “crisis representa oportunidad” toma vida nuevamente para recordarnos que los cambios siempre llegan y mueven la silla a veces muy duro, anunciándonos que la oportunidad toca a la puerta solo para quienes tienen los ojos bien abiertos.
Para algunas personas que jamás pensaron en montar algo por su cuenta, el emprendimiento ha sido su única salvación.
Pero hay que aceptar que nadie estaba preparado para esto. O al menos no para adaptarse tan rápido como se requiere y en especial teniendo tantos factores en contra como el encierro, las medida de prevención, la recesión de la economía y la incertidumbre ante la epidemia.
La transformación digital que tanto predicábamos llego de manera global sin avisar y no dio treguas a ninguno. Las empresas, personas y organizaciones de todo tipo y a todo nivel tuvieron que aprender a la velocidad de la luz y adaptar sus mecanismos de producción, comunicación y resolución de problemas integrando tecnología a sus procesos.
Pero, ¿cómo emprender en la nueva normalidad?
El emprendedor del 2020 en adelante tendrá que ser muy hábil para integrarse a esta nueva economía.
Si bien es cierto que han surgido nuevos nichos que representan enormes oportunidades como temas de salud, educación y transformación digital, se requiere moverse rápidamente y desarrollar nuevos productos y servicios que cabe decir deberán promoverse eficientemente dentro del marco de las medidas de prevención para atender a un mercado cada vez más exigente.
Posiblemente una de las principales lecciones que todo emprendedor deberá aprender es comunicarse mejor de manera digital. Desarrollar mecanismos para entrega de productos, manejo de reclamos y garantías de manera rápida y segura será fundamental para proteger la marca.
Entender que los clientes se comportan de manera cautelosa y que debemos integrar los mecanismos de prevención a todos nuestros procesos diarios será inevitable. Comprender que el distanciamiento social vino para quedarse y que cada día veremos menos el rostro de nuestro cliente es parte de esa nueva realidad.
Hoy, nos volcamos repentinamente a un comercio electrónico improvisado por redes sociales.
Crear u optimizar nuestras tiendas en línea ya no será opcional y mejorar tus técnicas de mercadeo digital para competir activamente en redes sociales también será demandante.
Si antes te conformabas con poner algunos anuncios en facebook hoy tendrás que tener en tu equipo a un especialista en mercadeo digital e integrar otras soluciones que antes no considerabas. La innovación y la creatividad ya no son opcionales. (¿Alguna vez lo fueron?).
Depender de los gobiernos es una locura y si bien ellos deben proveer el soporte y las condiciones para que las empresas puedan oxigenarse y subsistir, un emprendedor no puede quedarse de brazos cruzados esperando respuestas.
Hacer negocios a la manera tradicional sin entregar valor será la fórmula perfecta para el fracaso.
Una nueva economía nació y la única alternativa viable es adaptarse con inteligencia y determinación.