Si Pemex deja de exportar crudo, como pretende la nueva política energética, la demanda de dólares tendría que recaer en el gobierno federal
Disminuir las exportaciones de Pemex al mínimo, tal como está previsto en las líneas generales de la nueva política energética del gobierno federal, tendrá consecuencias profundas en el escenario económico nacional
En el papel, el gran beneficio debe ser el impulso económico por el abatimiento de las compras de petrolíferos refinados al exterior. México dejaría de depender de las compras en el sector energético para producir sus propios combustibles y, con ello, reducir los costos para el país.
Esa es la consigna, pero falta que existan las condiciones necesarias para que se cumplan. Sin el contexto adecuado, el objetivo va a tener serios problemas, a riesgo de que la situación complique más las cosas en un sector de por sí con una gran problemática, ese gran problema tiene nombre y apellido.
Pemex, en quiebra
Petróleos Mexicanos tiene una deuda externa que ya no es solamente una pesada loza, sino que se ha convertido en el factor que determina la viabilidad de la empresa en el corto, mediano y largo plazo.
La deuda de Pemex redondea ya los 110 mil millones de dólares, el gobierno federal anunció el pasado 18 de marzo que a partir de este año asumirá las amortizaciones de la deuda de la empresa, lo que significará sólo en 2021 un monto por 6,412 millones de dólares.
De cualquier modo, la deuda es un factor determinante. En el supuesto de que con recursos públicos se pague la deuda de Pemex al mismo ritmo de este año, serían necesarios 17 años para terminar con este adeudo. Es decir, en el año 2038, cuando se cumplan 100 años de la histórica expropiación petrolera, Pemex terminaría con su adeudo. Y eso suponiendo que no contrataría más deuda.
Hoy, se quiera o no reconocer, Pemex es una empresa en quiebra. La enorme deuda externa, los compromisos fiscales y el deterioro en indicadores como producción, tienen a la empresa en shock. Llevar a cabo un cambio de la magnitud del que se quiere, sacar prácticamente a la petrolera de los mercados globales, requiere una compañía más que sólida. Hoy Pemex se sacude un día sí y otro también por la difícil situación en la que se encuentra; tan sólo el nivel de su deuda habría ya desaparecido a casi cualquier compañía en el mundo, independientemente del sector en el que se ubicara.
Pero no es todo, Pemex está en una situación de extrema fragilidad, con ingresos a la baja derivados de la disminución productiva en su plataforma petrolera. El problema de la empresa productiva del Estado es que se encuentra en medio de una “tormenta perfecta”: La mayor deuda para una petrolera en el mundo, descenso productivo, alta carga financiera y deterioro de sus estándares de productividad. Por si fuera poco, en los próximos años poco a poco venderá cada vez menos, con la intención de que el petróleo se consuma en México, eso acarrea un gran problema.
Consumidor neto de divisas
Pemex podría convertirse en consumidor neto de divisas para el país, y no cualquier consumidor. Llevar sus ventas al exterior, o exportaciones, dejará de lado a Pemex como fuente de recursos provenientes del exterior, algo que de hecho ya sucede porque la petrolera mexicana ha dejado de ser el mayor proveedor de divisas para las arcas del Banco de México (Banxico), al menos en. los 12 meses recientes.
Pemex no sería cualquier consumidor neto de divisas, sería quizás el más importante. De entrada, las amortizaciones de su deuda externa, que este año totalizarán la cantidad ya señalada de 6,412 millones de dólares, deben cargarse a las cuentas de la petrolera. Luego, Pemex no es una compañía autosuficiente en materias primas para la producción de petrolíferos, tendría el petróleo, pero no muchos insumos, maquinaria y herramientas tecnológicas para su conversión. los costos para las petroleras en el mundo son constantes en estos rubros y determinan mucho sus finanzas.
Con Pemex fuera de los mercados petroleros en el rubro de la exportación, la demanda de divisas, cualquiera que fuera, tendría que recaer en el gobierno federal. Hoy la empresa cubre todas o casi todas sus necesidades de divisas, y aporta a las arcas del banco central mexicano, fortalece las reservas de Banxico, aunque lo hace cada vez menos.
Es probable que este papel se pierda, Pemex pasará de ser fuente de divisa (hasta 2019 era de hecho la principal fuente de divisas para las reservas internacionales del Banco de México), a consumidor neto de divisas.
Es deseable que el objetivo de la nueva política energética del país se cumpla; es decir, que el país produzca y consuma sus propios energéticos. De lo contrario, habrá problemas adicionales en una compañía que hoy por hoy ya tiene suficientes.